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¡S.O.S! Adolescencia

Foto del escritor: Ma José Navarrete, PsicólogaMa José Navarrete, Psicóloga

Por: María José Navarrete, Psicóloga.

Mientras escribo esta columna rememoro a mis padres que constantemente me recuerdan mi “rebelde adolescencia”…. también pienso que tengo una hija que pronto será adolescente y no puedo dejar de admitir que aquello me causa cierta ansiedad. Sin embargo, no me pasa sólo a mí. Existe una cultura general que asocia la adolescencia como una etapa crítica, difícil, turbulenta. El adolescente frecuentemente es fuente de estereotipos y, si lo pensamos, ninguna adolescencia es igual que otra. En su génesis confluyen variados aspectos que van dando forma al proceso, pero entonces veamos, ¿a qué nos referimos cuando hablamos de adolescencia?


La OMS define la adolescencia como el periodo de crecimiento y desarrollo humano que se produce después de la niñez y antes de la edad adulta, entre los 10 y los 19 años. Se trata de una de las etapas de transición más importantes en la vida del ser humano, que se caracteriza por un ritmo acelerado de crecimiento y de cambios condicionados por variados procesos biológicos. Los determinantes biológicos de la adolescencia son prácticamente universales, en cambio, la duración y las características propias de este periodo pueden variar a lo largo del tiempo, entre unas culturas y otras, y dependiendo de los contextos socioeconómicos. 


Dada la definición antes presentada, la adolescencia se inicia con cambios biológicos una vez que la pubertad hace su aparición. Por lo que, sumado a los cambios físicos que comienzan a presentar nuestros niños y niñas, aparecen aquellos cambios de humor tan característicos de esta etapa. Es frecuente oír sobre “lo difícil” que es comprender o acordar algo con un adolescente, porque parece que su emocionalidad es como una montaña rusa, y mientras que en un momento se muestran abiertos y amenos, al rato nos están dando el “portazo”. Pero, ¿por qué sucede esto?


Una de las metas de la adolescencia, según Erickson, es lograr la propia identidad. En esta etapa, una pregunta se formula de forma insistente: ¿quién soy?, es por ello que los adolescentes empiezan a mostrarse más independientes y a tomar distancia de los padres. Prefieren pasar más tiempo con sus amigos y buscan en su medio social respuestas a sus preguntas.


A medida que van madurando, los adolescentes empiezan a pensar de un modo más abstracto y racional. Están formando su propia personalidad, con valores y códigos propios. Es por ello que, a veces, lo que parecía tan aceptado por nuestros niños y niñas, ya no lo sea en la adolescencia, ya que éstos están determinados a tomar sus propias decisiones en cuanto acciones, gustos y orientaciones.


Sin embargo, hay que recordar que la adolescencia es el puente que atraviesan los hijos entre la niñez y la edad adulta y los padres son como las barandas que lo delimitan sin interponerse en su camino. Hay que soltarlos para que comiencen su recorrido, pero permanecer firmes y a su lado para evitar que caigan en el abismo, y ¿cómo lo hacemos? en base a la disciplina, entendiendo disciplina como un término que no tiene que ver con el castigo o el control, sino con la enseñanza y la adquisición de destrezas, desde la postura del amor, respeto y conexión emocional, desde el ejemplo.


¡S.O.S! ¿Algunos consejos?

Algunos S.O.S para sobrellevar este período de una forma más saludable, son:

  • Discutir y llegar a un acuerdo entre padre y madre sobre las normas y principios que regirán la conducta de los hijos (as). Es importante mostrarse alineados en estos aspectos.

  • Determinar conductas negociables y no negociables: un ejemplo de ello es que podemos permitir el uso de la tecnología, sin embargo, no es negociable que esta sea en espacios compartidos, como el almuerzo.

  • Reunirse como familia para conversar y discutir con los hijos las normas “negociables” y las sanciones propuestas, es importante escuchar las sugerencias y contribuciones de los hijos al respecto, aunque los padres tengan la última palabra.

  • Establecer las consecuencias, en caso de que se quiebren las normas. Al respecto, es fundamental ser firme y consecuente con ello.

  • Póngase en el lugar de su hijo o hija: Practique la empatía, rememore sus tiempos de adolescencia y salga del lugar de adulto por unos instantes cuando intente entender el por qué de alguna conducta.

  • Escoja sus batallas: Hay actitudes y acciones de los adolescentes que se pueden dejar pasar, pero hay otras en que debe mostrar una actitud firme.

  • Fije expectativas realistas: Cada quien conoce a su hijo/a, por lo que fijar expectativas realistas ayudará a que el adolescente intente cumplirlas y, al mismo tiempo, fomentará en éste sentimientos de auto-eficacia.

  • CONVERSE sobre lo IMPORTANTE: La adolescencia suele ser una etapa de experimentación en variados ámbitos. La información que usted pueda proporcionarle sobre las consecuencias de las conductas de riesgo, será clave para que el adolescente mantenga una conducta responsable sobre ellas.

  • Sepa identificar las señales de alarma: Los cambios en este período son esperables, sin embargo, si usted nota un cambio drástico o duradero de la personalidad, puede tratarse de un problema que requiera ayuda profesional. Algunas señales de alarma son: aumento o pérdida excesiva de peso, problemas de sueño, ausentismo escolar, deterioro brusco en el rendimiento escolar, un comportamiento demasiado introvertido o extrovertido, entre otros.

  • RESPETE SU INTIMIDAD: Para ayudar a los jóvenes a convertirse en adultos necesitamos respetar su intimidad e independencia. No es necesario que sepamos todos los detalles ni el 24/7 de nuestros hijos, debemos aprender a confiar en ellos.

RECUERDE, la adolescencia es una etapa de tránsito. Al final del camino, el niño o la niña a la que le cambiamos los pañales, acunamos y con quien batallamos en ese periodo llamado adolescencia, se convertirá en una mujer o hombre independiente, responsable y comunicativo, pero es necesario que también contribuyamos a que así suceda (y

este será mi mantra por los próximos 9 años, porque TODOS pasamos por ello).


© Centro Amún

 
 
 

1 Comment


alrougierh
Sep 23, 2022

Hola, soy profe de matemáticas de 34 alumnos/as que cursan Primero Medio en un colegio de Concón. Post pandemia y dos años con clases virtuales o híbridas han descendido sus niveles de concentración y aumentado el uso de sus celulares en aula, sea para fines pedagógicos, lúdicos, evasión y quiebre del ritmo de clase y un largo etcétera. ¿Es posible que algunos de mis alumnos manifiesten sin saberlo, déficits en su integración sensorial? cuál es su experiencia al respecto. Qué protocolo de uso de celulares recomendaría un terapeuta ocupacional de su centro Amún?, disculpen si me he aprovechado de este espacio para solicitar información técnica, aportando un mínimo de antecedentes, saludos Alfonso Herrera, mi correo de contacto: alrougierh@uc.cl

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