¿Cómo influye el desarrollo de la motricidad en el proceso de la escritura?
- Viviana Miranda, Psicopedagoga
- 24 jul 2023
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 24 may 2024
Por Viviana Miranda, Psicopedagoga.

En primera instancia se debe mencionar que la motricidad es simplemente una acción que involucra los músculos. Las habilidades motoras gruesas o finas son movimientos que requieren precisión, en los que utilizamos, manos, muñecas, dedos, etc, es decir, es el dominio que cada persona puede ejercer sobre su propio cuerpo.
La motricidad ayuda al niño o niña a tener destrezas, coordinación y precisión en movimientos finos, estableciendo un vínculo directo con el proceso de pre-escritura, siendo una base primordial de la educación, dado que ayuda tanto a formar estudiantes capaces de desarrollar sus capacidades motrices como a expresar ideas con claridad y coherencia.
Actualmente, se exige que el sistema introduzca cambios en los procesos didácticos, debido a que, el interés parte de la educación inicial, puesto que, en esta edad los niños y niñas comienzan su proceso de aprendizaje y comprensión, por tanto, es de vital importancia enseñar y desarrollar algunas destrezas y actividades que favorezcan la motricidad fina en niños y niñas entre 4 a 6 años, debido a que si no existe un desarrollo previo, podría repercutir en la calidad de la escritura.
Principales herramientas previas para un buen desarrollo de la escritura:
Generalmente padres y/o apoderados mencionan que su hijo o hija no agarra bien el lápiz o que su letra no es lo suficientemente clara o legible. En estos casos, primero se debe verificar la raíz de aquel problema, que en algunos casos sí se debe a una dificultad específica del aprendizaje (en el área o en otras) o en una inadecuada estimulación de sus habilidades motrices para tener una escritura favorable. Es por ello que el desarrollo de la motricidad fina nos facilita un agarre funcional y un buen control motor del lápiz, por tanto, cada componente sensorio motriz es previo y se deben adquirir para desarrollo de la escritura.

Es por esta razón que es importante que el/la niño/a desarrolle los siguientes aspectos previos a la escritura, como por ejemplo:
Organización espacial: Capacidad de conocer el espacio que lo rodea en relación a su propio cuerpo.
Coordinación visomotora ojo–mano: Capacidad de integrar los movimientos de la mano coordinando con la visión. Adicionalmente, requiere que el niño o niña tengan una adecuada estabilidad de la muñeca y manipulación de los dedos.
Planificación motriz: Capacidad de anticipar cómo organizar cada uno de sus movimientos.
Ahora bien, es importante señalar que la práctica psicopedagógica nos muestra habitualmente que las dificultades que presentan los niños o niñas con la grafía no sólo se remiten a un problema de motricidad, también se asocian a problemas centrados en los procesos cognitivos, presentando deficiencias tanto en la calidad del acto de escribir como en el contenido u organización de sus ideas (la disgrafía se caracteriza por presentar errores gramaticales, de puntuación, organización pobre de párrafos, múltiples errores de ortografía y errores de carácter específicos del acto de escribir). De ahí la importancia de intervenir en ambos aspectos cuando se trabaja con un niño o niña con problemas de escritura.
¿Qué intervención se debe realizar cuando un niño o niña presenta estas dificultades?
La intervención psicopedagógica se debe enfatizar en la finalidad comunicativa de la escritura y, en particular, en el desarrollo de los procesos y estrategias cognitivas que ayuden a cada menor o estudiante a mejorar la planificación de lo que escribe y desarrollar aspectos sintácticos, semánticos y bases lingüísticas de la escritura.
Algunas de actividades que se recomiendan para mejorar la calidad grafo-motriz son las siguientes:

Antes de iniciar el trabajo explicar la correcta posición del cuerpo (apoyar el respaldo, no acercar la cabeza con demasía, etc)
Modelar la posición de la mano, la muñeca el antebrazo para evitar la fatiga.
Ayudar con la posición del papel o cuaderno, el cual debe estar frente al niño o niña ligeramente inclinado hacia la izquierda si es diestro o a la derecha si es zurdo.
Realizar ejercicios de coordinación dígito-manual para facilitar la agilidad de los músculos que intervienen en la escritura.
Trazados de la forma de las letras en el aire para fijar movimiento en la memoria.
Reeducar la presión (toma del lápiz), presión sobre la hoja y evitar el trazado tembloroso.
Realizar ejercicios de análisis fonológicos si existe escritura en carro.
Reproducir, en distintos formatos de tamaño, la forma, inclinación y dirección de las letras para que el niño o niña internalice su correcta ejecución y pueda escribirla eficazmente de manera paulatina en formatos más pequeños.

En conclusión, la intervención en los aspectos débiles de la escritura supone una mediación que propicie una estrategia del niño frente a la producción textual. Esto implica generar instancias para el desarrollo motriz o una intervención y análisis de su propio proceso. En ambos casos siempre es importante poder contar con un desarrollo propicio de la motricidad para facilitar el proceso de adquisición de la escritura.
Si necesitas orientación al respecto, te sugerimos siempre una evaluación o consulta con una Psicopedagoga, quien podrá orientar mejor los objetivos de trabajo que cada niño/a requiera según sus características.
© Centro Amún
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